¿Por qué sentimos la necesidad de ser “felices”?
Constantemente absorbemos la idea de que necesitamos ser más felices, pero ¿es realmente así? Cuando usamos la palabra “por qué”, cambiamos nuestra perspectiva y pensamos de manera más amplia sobre por qué una “vida más feliz” es una meta imaginaria en lugar de una vida más compleja, significativa y auténtica. En nuestra cultura consumista, la felicidad parece ser algo que podemos comprar, más que una sensación de satisfacción o interés que experimentamos. Centrarse en la felicidad puede anular lo que está sucediendo, cómo nos sentimos y varios eventos que podemos estar experimentando. Eso no contribuye a que una vida sea muy sostenible o interesante.
¿Qué quiero?
Cambia tu lente de lo que estás buscando a lo que te atrae y en lo que quieres poner tu energía. Quizás esté atrapado en casa con sus hijos, no haya visto a sus amigos y esté desesperado por volver a verlos. Puede ser doloroso anhelar algo y no poder alcanzarlo, pero el anhelo también es una pista de lo que queremos. Es posible que no siempre llegue allí, pero es posible que pueda encontrar el camino hacia una necesidad más profunda.
¿Estás atrapado en un patrón?
Nadie puede pasar por la vida sin arrepentimientos, pero tener una relación empática con la vida nos permite hacer el duelo, reflexionar sobre quiénes éramos en las circunstancias y qué podríamos haber hecho. Por ejemplo, comprenda que si ha estado en una relación durante demasiado tiempo, se siente demasiado inseguro para romper o siente que necesita cuidar de esa persona. Estas son formas de reflexionar empáticamente sobre tus experiencias, y la capacidad de reflexionar te permite encontrarte reproduciendo los mismos patrones.
¿Cuándo me alimenta la conexión?
Podría ser cuando estás teniendo una gran conversación o yendo a un concierto y sintiéndote parte de un todo. Encuentro una gran alegría al hacer cosas con los demás. Para otros, podría ser tocar un instrumento musical, pintar, caminar o clavar un clavo en la pared para hacerlo bien. No importa lo que sea. También puede incluir prácticas culturales. Leer libros y ver películas que realmente te llamen la atención son formas de sentirte inspirado.
¿Qué estoy haciendo aportando?
Crecí en una época en la que contribuir a la sociedad se consideraba importante y todavía lo valoro psicológicamente. Encontrar formas de ampliar nuestra capacidad de contribuir artística o emocionalmente dentro de una comunidad amplía quiénes somos, ya seamos matemáticos que contribuyen a la comprensión o aquellos atraídos por el arte o la medicina. Si miras la cantidad de páginas de cocina en una revista, significa crear algo, alimentar a tus seres queridos y al mismo tiempo brindarte algo en el proceso de transformación.
¿Cómo estoy estancado? ¿Qué perspectiva necesito para despegarme?
Se trata de aumentar tu repertorio emocional. El terapeuta en mí pregunta: ¿Cómo te ayuda estar en esta situación? ¿Podrías resaltar los beneficios obvios de mantener esta postura, incluso si es difícil? Por ejemplo, ¿puedes evitar hacer esto o mantener tu percepción segura? Ya no necesito hacer esto”.
¿Qué me da alegría ordinaria?
Algunos de nosotros tenemos la suerte de encontrarle significado a nuestro trabajo, pero aunque somos estoicos con respecto a nuestro trabajo, todavía nos resulta difícil ir al club de ajedrez, construir muebles, cantar en el coro, etc., algunas personas hacen otras cosas. Es importante poder tener espacio para otras cosas además del trabajo y la familia. Podría ser jugar a las cartas un lunes por la noche, salir a caminar, preparar una comida o reírse con sus hijos. Es nutritivo, esa es la clave.
¿Me siento escuchado?
Queremos que la gente escuche nuestras historias, ya sea de alegría o de tristeza. Cuando esas cosas no se escuchen, habrá ira, alienación, depresión o Trump llegará al poder. Si bien es muy importante ser escuchado y reconocido, no necesitas muchos me gusta en las redes sociales. Cuando comunicamos a un amigo o pareja lo que sentimos que es importante para nosotros, debemos correr un riesgo mental. Cuando te pregunten: “¿Cómo estás hoy?”, podrías responder: “Eso es un poco difícil”. No es necesario que otra persona lo arregle por usted. Sólo tienen que admitirlo.
¿Puedes mirar las dificultades desde una perspectiva diferente?
Lo que pasa con las dificultades es que tendemos a abordarlas de la misma manera, en lugar de recogerlas, darles la vuelta y mirarlas desde un ángulo diferente. Es importante sentarse con la dificultad, porque si no reaccionas inmediatamente, puedes encontrar más texturas y colores en ella. Considere si se trata de una dificultad conocida, un patrón común o una situación nueva. Saber cuán doloroso, perturbador, triste o lamentable es algo amplía tu capacidad de hacer algo al respecto. A veces no puedes actuar. Quizás tengas que lidiar con esa dificultad, pero quizás puedas aceptarla dentro de ti de una manera diferente.
¿Qué es lo que no te gusta de ti mismo?
Evidentemente debe haber algo que no te guste de ti. Por ejemplo, puede que seas demasiado controlador o crítico. En ese caso, reconoces esa característica y dices: “Ya no quiero hacer eso”. De esa manera podrás evitar quedar atrapado en él.
¿Qué me mantiene en marcha?
A veces, una explicación para un problema que percibimos puede ser fortalecedora, pero a veces puede mantenernos estancados. La pregunta entonces es: “¿Qué puede cambiar esta situación?” Por ejemplo, si culpas de tu infelicidad a la pereza de tu marido, habla con él o piénsalo de esta manera. “¿Por qué me resulta útil si siempre siento que estoy haciendo todo bien?” Culpo a los demás por todo aquello con lo que me siento insatisfecho, aunque pueda tener parte de culpa.
¿Soy consciente de simples actos de generosidad?
Quizás puedas saludar amablemente al verdulero, que suele estar de mal humor. Es bueno notar los actos cotidianos de generosidad y conexión. No es caro ni complicado, pero te hace sentir que perteneces a este mundo.
Susie Auerbach es la fundadora del Women’s Therapy Center y autora de varios libros, entre ellos “In Therapy: The Unfolding Story”.