Hablando ante 15.000 profesores y estudiantes en la Plaza de San Pedro de Roma durante el Jubileo de la Educación, el Papa llamó a los profesores a conectarse con el “yo interior” de sus alumnos porque sin un encuentro profundo con ellos “cualquier propuesta educativa está condenada al fracaso”.
Escrito por Fabrice Bagendekele, SJ
Papa León
Vida interior, unidad, amor, alegría, cuatro aspectos importantes de la doctrina de Santo Tomás de Aquino. Según el Papa Agustín, estos son los fundamentos de la educación cristiana.
En su discurso, el Papa los instó a convertirse en “elementos clave” de la práctica educativa, diciendo que creía que ayudarían a encarnar “la Iglesia, la madre y maestra de tantos niños y estudiantes a quienes uno se dedica”.
profundo encuentro humano
Citando las palabras de San Agustín: “El sonido de nuestras palabras resuena en nuestros oídos, pero el verdadero maestro está dentro”, el Papa recordó a los presentes que “es un error pensar que para enseñar bastan palabras hermosas y aulas bien equipadas, laboratorios y bibliotecas”.
“Estos son sólo medios y espacios físicos, ciertamente convenientes, pero el maestro está en ellos”, dijo, subrayando que la verdad no fluye a través de sonidos, paredes y pasillos, sino “a través de encuentros profundos entre personas, sin los cuales cualquier propuesta educativa está condenada al fracaso”.
interioridad
Continuando con esta reflexión, el Papa destacó que los estudiantes de hoy necesitan ayuda para “ponerse en contacto con su interior” y subrayó el desafío de la superficialidad en un mundo “dominado por pantallas y filtros tecnológicos”. También señaló que incluso los educadores, que “a menudo están cansados y agobiados por tareas burocráticas”, corren un riesgo real de olvidar kol ad kol lokitur (“el corazón habla al corazón”). Estas palabras son de San John Henry Newman, haciéndose eco de la exhortación del propio Agustín: “No mires fuera de ti. Regresa a ti mismo. La verdad está dentro”.
Estas dos expresiones, dijo el Papa, nos invitan a ver la educación como “un camino que el maestro y el alumno hacen juntos, un viaje que reconoce que la búsqueda nunca es en vano, sino que debemos continuar buscando después de haberla encontrado”.
“Sólo este esfuerzo humilde y compartido, en forma de proyecto educativo en el ámbito escolar, puede acercar a estudiantes y profesores a la verdad”, afirmó.
unidad
Sobre el tema de la unidad, el lema del Papa, In Illo uno unum est (“En uno, somos uno”), se centra precisamente en este concepto. “Sólo en Cristo encontramos verdaderamente la unidad, es decir, como miembros unidos a la Cabeza y compañeros en un camino de aprendizaje que dura toda la vida”, dijo el Papa.
El Papa afirmó que este aspecto de “unidad”, común en los escritos de san Agustín, es fundamental en el contexto de la educación, ya que es a la vez un desafío al egocentrismo y un estímulo al crecimiento.
amar
Volviendo al tercer punto, el amor, el Papa subrayó que “para enseñar no basta con compartir el conocimiento; también debe haber amor”.
“La enseñanza nunca puede separarse del amor, y uno de los desafíos de nuestra sociedad actual es que no logramos apreciar plenamente la tremenda contribución que los docentes y educadores hacen a sus comunidades en este sentido”, afirmó.
Destacó que la enseñanza sólo puede ser verdaderamente fructífera cuando está involucrada el amor. “No sólo en su contenido, sino sobre todo en la caridad que transmite”.
alegría
Finalmente, sobre el tema de la alegría, el Papa dijo: “Los verdaderos maestros enseñan con una sonrisa. Su tarea es despertar la sonrisa en lo más profundo de sus alumnos”.
Expresó su preocupación porque en el entorno educativo actual vemos cada vez más “signos de vulnerabilidad interior en todos los grupos de edad”. “No podemos hacer la vista gorda ante los silenciosos pedidos de ayuda”, advirtió el Papa León. “En lugar de ello, debemos tratar de identificar sus causas más profundas”.
Advirtió que la inteligencia artificial, con su “conocimiento técnico, despiadado y estandarizado”, corre el riesgo de aislar aún más a los estudiantes que ya están aislados, dándoles la ilusión de que no necesitan a los demás, o peor aún, que no los merecen.
Al respecto, el Papa afirmó que el papel del educador es de interacción humana, “y la alegría del proceso educativo en sí es profundamente humana, una llama que fusiona y une las almas”.

