Los hábitos construidos en la infancia a menudo se reflejan en la vida adulta. Un número creciente de estudios sugiere que la fuerza, la aptitud cardiovascular y el riesgo de enfermedad pueden atribuirse al comportamiento establecido a los 11 años durante toda la vida.
Un estudio reciente de la Universidad de Georgia, combinado con hallazgos de una cohorte longitudinal de adolescentes finlandeses, muestra cómo los patrones de ejercicio y la actividad física dan forma a los resultados de salud de por vida.
El coautor de investigación Sami Ili Pipari es profesor asociado en la Universidad de Educación Temprana de Mary Francis en la Universidad de Georgia.
“No solo está sucediendo esta polarización, continúa”, dijo el profesor Ili Pipari. “A medida que crece, tiende a permanecer en el mismo grupo de hábitos. Esto significa que si no está activo y tiene un poco de problema con su peso, puede permanecer a medida que envejece”.
Hábitos de acondicionamiento físico infantil
Ambos estudios destacan que los niños y los adolescentes tienden a caer en categorías claras de acondicionamiento físico. Los investigadores identificaron grupos basados en habilidades motoras, resistencia cardiovascular, fuerza muscular, nivel de actividad y composición corporal.
Estas categorías iban desde muy baja aptitud hasta mejores grupos en todas las áreas con mayores pesos hasta un peso saludable. Casi la mitad de los participantes en ambos estudios se clasificaron como grupos menos sanos.
Un estudio finlandés mostró que aproximadamente el 25% de los adolescentes pertenecen a los perfiles de salud más pobres, caracterizados por la baja capacidad atlética, la aptitud cardiovascular y muscular débil, la baja actividad y la composición del cuerpo no saludable. Las niñas se representaban con más frecuencia en estas categorías de alto riesgo.
Patrones de acondicionamiento físico persistente
Un hallazgo preocupante es que estas categorías siguen siendo muy estables. Los niños que fueron rastreados a lo largo de los años tendieron a permanecer dentro de sus perfiles.
“Estos perfiles son muy estables y esto es algo que tenemos que tomar medidas”, explicó Yli-Piipari. “Necesitamos asegurarnos de que cuando nuestros hijos sean más jóvenes reciben un apoyo positivo para actividades que mejoren su salud.
La cohorte finlandesa confirmó este patrón, lo que indica que los perfiles de riesgo han cambiado ligeramente a 4 años de seguimiento.
Incluso entre las personas que comienzan con el indicador más saludable, aproximadamente un quinto de ellas se mueven a la categoría de fitness más baja, lo que sugiere que sin apoyo, los niveles de actividad disminuyen con la edad.
Resultados de salud
La aptitud de la adolescencia y la persistencia de peso poco saludable tienen un significado amplio. Ambos estudios vinculan estos perfiles de movimiento con el riesgo de enfermedad cardiovascular y la obesidad.
La baja capacidad atlética no solo previene la baja actividad, sino que también predice problemas de peso y obesidad en los adultos. La enfermedad cardiovascular, que sigue siendo una causa importante de muerte en todo el mundo, a menudo traza sus raíces a estos primeros patrones.
“Hay tantos factores de riesgo cardiovasculares genéticos o biológicos, pero la salud es claramente una gran parte.
Construir hábitos de acondicionamiento físico fuertes
Este estudio destaca la importancia de implementar entornos de apoyo en hogares, escuelas y comunidades. Los niños necesitan aliento constante y oportunidades positivas. Los modelos a seguir positivos pueden guiarlo hacia una rutina de vida más saludable.
“¿Dónde puede aprender estas habilidades sobre su salud? Son escuelas, educación física, clubes”, dijo el profesor Ili Pipari.
“Queremos alentar a los padres a involucrarse y llevar a sus hijos a este tipo de actividades. En lugar de convertirlos en grandes atletas, incluso aprenden diferentes tipos de habilidades y hábitos”.
Los investigadores finlandeses reflejan esta opinión y recomiendan la detección temprana, las intervenciones específicas y el estímulo constante. La mejora de la capacidad atlética a través de oportunidades de aprendizaje de habilidades puede aumentar su confianza, motivación y participación a largo plazo en la actividad física.
Es poco probable que los patrones no saludables cambien sin un comportamiento intencional, por lo que se requiere un apoyo continuo para mantener hábitos positivos.
Nunca es demasiado tarde para estar activo
Para los adultos, el cambio puede ser más difícil, pero aún es posible. “Nunca es demasiado tarde para estar activo”, dijo Yli-Piipari. “Cuando encuentre algo que desea hacer, puede cambiar completamente su comportamiento y reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular”.
El mensaje más amplio de ambos estudios es claro. Los niños y adolescentes necesitan orientación para establecer rutinas saludables, y los adultos aún pueden beneficiarse de los nuevos hábitos.
Los patrones de motivación no se tratan solo del rendimiento físico de los jóvenes, sino también de la resistencia a largo plazo a las enfermedades que amenazan la vida. Las intervenciones tempranas pueden dar forma a la confianza y la motivación y hacer que las actividades sean una parte natural de la vida cotidiana.
Sin tales esfuerzos, el perfil de aptitud física de una infancia poco saludable tiende a durar, aumentando los riesgos para la salud futuros.
Fomentar actividades simples como deportes, juego al aire libre, caminar puede mejorar su condición física infantil y mejorar el comportamiento positivo. Con el tiempo, estas pequeñas elecciones crean la base para una mente más fuerte, un cuerpo más saludable y una vida más larga.
Este estudio se publica en el European Journal of Pediatrics.
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