La conexión humana es la base de la supervivencia y el desarrollo. Sin embargo, en niños con trastorno del espectro autista (TEA), esta capacidad a menudo se ve comprometida desde una edad temprana, ya que muestra un interés limitado en los estímulos sociales dentro del primer año de vida.
Los retrasos en el desarrollo cognitivo en TEA a menudo se atribuyen a la falta de comprensión de las interacciones sociales. Los niños con TEA tienen un bajo interés en las señales sociales desde el principio, lo que impide su capacidad de adquirir herramientas para navegar por el mundo social.
En un intento por comprender las raíces neurobiológicas de este fenómeno, los investigadores de la Universidad de Ginebra (Uniguet) hicieron descubrimientos innovadores.
Al integrar los datos clínicos con estudios en animales, identificaron vías de comunicación falsas entre dos estructuras cerebrales que interrumpen los rápidos cambios de atención. Este es un mecanismo importante para descifrar las interacciones sociales. Sus hallazgos proporcionan una nueva esperanza para predicciones tempranas e intervenciones a medida.
Los científicos han descubierto 60 nuevos genes de autismo
Este estudio reveló que mantener las interacciones sociales depende de la rapidez con que se pueda mover la atención entre los estímulos. En un estudio que involucra ratones que carecen del gen Shank3, el contribuyente genético más común de TEA, el equipo observó un defecto de orientación social similar al visto en niños con TEA.
El trabajo previo de Camilla Bellone destacó las rutas de comunicación que conectan el colato superior vinculado a la orientación social y al área en forma de presión ventral asociada con el procesamiento de recompensas. Experimentos recientes han demostrado que la excelente sincronización de contorno interfiere con la comunicación entre estas regiones, lo que lleva a obstáculos al comportamiento social.
Para extender estos hallazgos a los humanos, el investigador Nada Kojovic ha desarrollado un protocolo innovador para las imágenes de resonancia magnética cerebral en niños pequeños de 2 a 5 años. Sorprendentemente, los resultados de la resonancia magnética reflejaron los cambios de circuito observados en ratones, lo que nos permitió predecir los resultados del desarrollo cognitivo un año después.
Aunque las intervenciones directas en esta red cerebral permanecen fuera del alcance, este hallazgo proporciona una hoja de ruta para la terapia conductual. Un programa de intervención temprana e intensiva que escapó de 20 horas a la semana durante dos años aumentó los puntajes de IQ en un promedio de 20 puntos, lo que permite al 75% de los participantes asistir a escuelas convencionales.
Autismo y memoria: una nueva investigación encuentra déficits generalizados
El profesor Bellone y su equipo esperan que estas ideas fomenten más investigaciones, refinen estrategias para promover cambios de atención rápidos en los niños con TEA y allanen el camino para mejorar los resultados del desarrollo y fortalecer la participación social. Con su trabajo innovador, los científicos de Unige brindan esperanza y soluciones concretas a las familias que navegan por los desafíos del autismo.
Referencia del diario:
Attentabile, A., Kojovic, N., Casarotto, G., et al. Enfoque de investigación traslacional a los déficits de orientación social en el autismo: el papel de la vía superior de la pituitaria de hueso coll. Mol Psychiatry (2025). doi: 10.1038/s41380-025-02962-