En una palabra
La falta de actividad física se asocia con un mayor riesgo de padecer 19 enfermedades crónicas diferentes, según un estudio de la Universidad de Iowa que analizó más de 40.000 registros de pacientes. Este estudio proporciona la evidencia más completa hasta la fecha sobre cómo un estilo de vida sedentario afecta la salud. Una sencilla encuesta de dos preguntas sobre hábitos de ejercicio, completada en sólo 30 segundos durante un chequeo de rutina, ayudó a los investigadores a identificar a los pacientes con mayor riesgo de padecer afecciones como depresión, obesidad y presión arterial alta. Los pacientes inactivos tenían casi el doble de enfermedades crónicas que los pacientes activos. Aunque las compañías de seguros reembolsan el 95% de las reclamaciones por asesoramiento sobre ejercicio, la mayoría de los hospitales no evalúan los niveles de actividad física. Los investigadores recomiendan realizar controles de actividad de rutina, así como mediciones de la presión arterial, para prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas.
IOWA CITY, Iowa — En un mundo donde muchos de nosotros pasamos el día acurrucados frente a las computadoras o hojeando nuestros teléfonos, los estilos de vida sedentarios están pasando factura en secreto a nuestra salud. Hay cada vez más evidencia de que este puede ser el caso. Un nuevo estudio de la Universidad de Iowa revela que las personas físicamente inactivas tienen un riesgo significativamente mayor de padecer hasta 19 enfermedades crónicas diferentes, desde obesidad y diabetes hasta depresión y enfermedades cardíacas.
Los investigadores médicos saben desde hace años que la actividad física regular ayuda a prevenir enfermedades y promover la longevidad. Pero este estudio integral, que analizó los registros médicos electrónicos de más de 40.000 pacientes en un importante sistema hospitalario del Medio Oeste, arroja luz sobre los efectos de gran alcance que la falta de actividad física puede tener en la salud en general. evidencia más detallada hasta la fecha.
El estudio, publicado ahora en la revista Preventing Chronic Disease, fue dirigido por un equipo de investigadores de varios departamentos de la Universidad de Iowa, incluidos farmacia, medicina familiar y fisiología humana. Su misión es examinar si la detección de inactividad física en los pacientes durante las visitas médicas de rutina puede ayudar a identificar a los pacientes con mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
Un sencillo cuestionario de ejercicios de 30 segundos.
Cuando los pacientes del Centro Médico HealthCare de la Universidad de Iowa llegaron para su examen físico anual, recibieron una tableta durante el proceso de registro estándar. Los investigadores implementaron ejercicios de signos vitales (EVS). Esta prueba plantea dos preguntas sencillas: ¿cuántos días a la semana realiza ejercicio de moderado a vigoroso (como caminar a paso ligero) y cuántos minutos por sesión? Según sus respuestas, los pacientes se clasificaron en tres grupos: inactivos (0 minutos por semana), insuficientemente activos (1-149 minutos por semana) o activos (≥150 minutos por semana).
“Esta encuesta de dos preguntas normalmente toma a los pacientes menos de 30 segundos para completarla, por lo que no interrumpe la visita. Pero puede decirnos mucho sobre la salud general del paciente”, Lucas Carr, profesor asociado del Departamento de Salud y Derechos Humanos. Fisiología y autor correspondiente del estudio, dijo en un comunicado.
Los autores del estudio encontraron un patrón claro cuando analizaron las respuestas de 7261 pacientes que fueron examinados. Alrededor del 60% cumplió con las pautas recomendadas al realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado por semana. Sin embargo, el 36% no cumplió con estas pautas y se ejercitó menos de 150 minutos por semana, y el 4% no informó realizar actividad física. Cuando el equipo de investigación examinó los registros de salud de estos grupos, encontró diferencias significativas en su estado de salud.
Efectos del sedentarismo
Los datos proporcionaron una imagen convincente de cómo la actividad física afecta la salud general. Los pacientes activos tenían tasas significativamente más bajas de depresión (15% en comparación con 26% en pacientes inactivos), obesidad (12% frente a 21%) e hipertensión (20% frente a 35%). Sus marcadores de salud cardiovascular también fueron significativamente mejores, incluidas frecuencias de pulso en reposo más bajas y mejores perfiles de colesterol.
Quizás lo más revelador fue la relación entre el nivel de actividad y la carga de enfermedades crónicas. Los pacientes que no reportaron actividad física tenían una mediana de 2,16 enfermedades crónicas. Este número disminuyó a 1,49 síntomas en pacientes con actividad insuficiente y disminuyó aún más a 1,17 síntomas en pacientes que cumplían con las pautas de ejercicio. Esta aparente progresión sugiere que incluso pequeños aumentos en la actividad física pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedad.
Para contextualizar los resultados del estudio, los investigadores compararon el grupo examinado con 33,445 pacientes no examinados de otras áreas del hospital. Esta comparación reveló patrones importantes. Los pacientes que respondieron a la encuesta tendían a ser más jóvenes y más sanos que la población general de pacientes. “Creemos que este hallazgo es el resultado de que los pacientes que se toman el tiempo para hacerse sus chequeos anuales también dedican más tiempo a comportamientos saludables como la actividad física”, dijo el Dr. Kerr.
La necesidad de un mejor asesoramiento sobre el ejercicio
Los hallazgos resaltan brechas críticas en la prestación de atención médica que deben abordarse. “En nuestro entorno sanitario, no existe una manera fácil de compensar a los médicos por ayudar a los pacientes a mejorar su actividad física”, explica Kerr. “Como tal, muchos de estos pacientes informan ser hipoactivos y necesitan opciones que los conecten fácilmente con servicios de apoyo, como recetas de ejercicios y profesionales de la salud locales”.
Sin embargo, hay noticias alentadoras sobre la viabilidad económica del asesoramiento sobre ejercicio. Un estudio relacionado realizado por el equipo de Kerr encontró que cuando los proveedores de atención médica facturaban por servicios de asesoramiento sobre ejercicio, las compañías de seguros reembolsaban esas reclamaciones casi el 95 por ciento de las veces. Esto sugiere que ampliar los servicios de asesoramiento y detección de actividad física puede ser beneficioso para los pacientes y económicamente viable para los proveedores de atención sanitaria.
Estos hallazgos añaden un peso considerable a las recomendaciones de la Iniciativa El Ejercicio es Medicina del Colegio Americano de Medicina Deportiva, que ha abogado por tratar la actividad física como un signo vital desde 2007. Este estudio muestra que realizar pruebas de detección de actividad física con regularidad puede ayudar a identificar tempranamente a los pacientes en riesgo. Y el desarrollo de enfermedades crónicas se puede prevenir mediante intervenciones específicas.
Resumen del artículo
metodología
Los investigadores utilizaron un enfoque doble para comprender la relación entre la actividad física y los resultados de salud. Primero, recopilamos datos de signos vitales de ejercicio (EVS) de pacientes durante las visitas de salud anuales en el Centro Médico de Atención Médica de la Universidad de Iowa. La encuesta se realizó a través de una tableta durante el proceso normal de reserva de habitaciones, minimizando la interrupción del flujo normal de reserva.
Luego, los investigadores compararon estos datos con registros médicos electrónicos completos, analizando todo, desde datos demográficos básicos hasta marcadores de salud detallados, como presión arterial y niveles de colesterol, hasta diagnósticos documentados. Para garantizar un análisis exhaustivo, examinaron los datos de los pacientes antes y 365 días después de la evaluación EVS inicial de cada paciente, creando una ventana de información de salud de 730 días para cada participante.
Para contextualizar los resultados del estudio, los investigadores también analizaron los registros de más de 33.000 pacientes a quienes no se les ofreció la encuesta EVS. Esta comparación nos ayudó a comprender si la población examinada era representativa de la comunidad de pacientes más amplia.
resultado
Los resultados de este estudio revelaron algunos patrones claros en cómo los niveles de actividad física se correlacionan con el estado de salud. Los pacientes activos (aquellos que hacían ejercicio 150 minutos o más por semana) mostraron marcadores de salud significativamente mejores en múltiples medidas.
Las diferencias en la carga de enfermedades crónicas fueron particularmente sorprendentes: los pacientes activos tenían un promedio de 1,17 enfermedades crónicas en comparación con 2,16 enfermedades crónicas entre los pacientes inactivos. Los pacientes activos también mostraron mejores indicadores de salud cardiovascular, incluida una presión arterial diastólica más baja, mejores perfiles de colesterol (particularmente el colesterol HDL) y un mejor control glucémico.
Los investigadores encontraron que los pacientes examinados tenían tasas más altas de obesidad (15% frente a 18%), depresión (17% frente a 19%) e hipertensión (22% frente a 28%) en comparación con los pacientes no examinados. enfermedades crónicas, como por ejemplo, es generalmente baja. Este hallazgo sugiere que los pacientes que participan en controles médicos anuales pueden ser más conscientes de su salud en general.
Restricciones
Los investigadores identificaron varias limitaciones importantes en el diseño del estudio. En primer lugar, el cribado con EVS se basó en datos autoinformados, que pueden verse afectados por el sesgo de deseabilidad social y los pacientes pueden sobreestimar sus niveles de actividad para parecer más saludables. Además, la evaluación solo capturó un único momento en lugar de rastrear patrones de actividad a lo largo del tiempo.
Además, la población del estudio tiende a ser más joven y saludable que la población general de pacientes, lo que puede limitar la amplia aplicabilidad de los resultados. Finalmente, este estudio se realizó en un sistema hospitalario académico en el Medio Oeste y puede no ser completamente representativo de otros entornos de atención médica o regiones geográficas.
Discusión y puntos clave
Este estudio tiene varias implicaciones importantes para la prestación de atención médica. En primer lugar, demostramos que una sencilla herramienta de detección de dos preguntas puede identificar eficazmente a los pacientes con alto riesgo de padecer enfermedades crónicas. Esta eficiencia es muy importante para la implementación práctica, ya que no afecta significativamente los tiempos de reserva ni el flujo de trabajo.
Los hallazgos respaldan firmemente la ampliación de la detección de actividad física más allá de los exámenes físicos anuales, especialmente en clínicas especializadas que tratan afecciones como enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes y cáncer. La identificación temprana de pacientes inactivos puede permitir una intervención oportuna antes de que se desarrolle o empeore una enfermedad crónica.
Los hallazgos relacionados con el reembolso del seguro (el 95% del asesoramiento sobre ejercicios está cubierto) pueden hacer que sea financieramente viable para los sistemas de salud implementar programas de detección y asesoramiento más extensos, al tiempo que benefician la salud del paciente.
Financiamiento y divulgación
Este estudio fue financiado por el Hospital Infantil UI Health Care Stead Family. Los autores del estudio, incluidos Cole Chapman, Mary Schroeder, Britt Marcussen y Lucas Carr, declararon que no tenían conflictos de intereses profesionales o financieros.
Información de publicación
El estudio, titulado “La evaluación de la inactividad física de los pacientes ayuda a identificar a los pacientes en riesgo de enfermedades cardiometabólicas y crónicas”, se publicó en la revista Preventing Chronic Disaster de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. Este estudio representa una colaboración entre el Departamento de Práctica y Ciencia de Farmacia, el Departamento de Medicina Familiar y el Departamento de Salud y Fisiología Humana de la Universidad de Iowa.